La hazaña de Once Caldas
La Copa Libertadores está llena de historias memorables. Una de las más recientes la escribió el colombiano Once Caldas, quien en 2004 despachó a los históricos Santos, Sao Paulo y Boca Juniors -en las últimas tres rondas eliminatorias- para quedarse con el título.

queda en Manizales, para sorpresa de todo el continente.
La campaña de Once Caldas para ganar la Copa Libertadores 2004 fue hazañosa y tuvo un final de ensueño. El equipo colombiano destronó al Boca de Carlos Bianchi, quien había sido campeón en tres de las cuatro ediciones anteriores de la competencia, incluida la de 2003.
Once Caldas desembarcó en la Libertadores como un perfecto desconocido y con apenas una participación previa en el torneo: en 1999 había terminado último en su grupo.
Pese a ese antecedente poco halagüeño, comenzó la nueva aventura “copera” con goleada: 3-0 ante nuestro Fénix en el estadio Palogrande de Manizales, donde también vencería a los otros dos integrantes de la serie inicial: 2-0 a Vélez de Argentina y 2-1 a Unión Maracaibo de Venezuela.
El equipo de Luis Fernando Montoya terminaría ganando el grupo con autoridad: sumó 13 puntos contra 8 de Unión Maracaibo, 7 de Vélez y 5 de Fénix.
Como visitante, Once Caldas se impondría 2-1 en Maracaibo, empataría 2-2 en Montevideo y caería 0-2 en Buenos Aires, en la que sería su única derrota en toda la competencia.
En las rondas eliminatorias, la suerte jugó a su favor y pudo definir las cuatro llaves en su cancha. Esto le correspondía por derecho en octavos, pero no en las siguientes fases. Como dato anecdótico, vale decir que al año siguiente se cambió el sistema de asignación de localías. Si el cambio se hubiese efectuado en 2004, Once Caldas hubiese definido las series ante Santos y Sao Paulo en Brasil.
LOS OCTAVOS
La primera ronda de eliminación directa emparejó a Once Caldas con Barcelona de Ecuador, quien había sido uno de los segundos con peor puntaje.
La serie fue durísima y no hubo ganadores en el tiempo regular: fue 0-0 en Guayaquil y 1-1 en Manizales, con gol de Gavica a los 76’ para Barcelona y empate de Agudelo a los 83’ para Once Caldas.
En ese entonces no se aplicaba la ley “del gol de visitante”, por lo que la clasificación se definió por penales. El visitante falló dos disparos y Manizales se vistió de fiesta.
LOS CUARTOS DE FINAL
El Santos de Robinho y Diego era el siguiente escollo. El juego de ida, desarrollado en Vila Belmiro, tuvo a Juan Carlos Henao como figura excluyente. El arquero colombiano atajó todo lo que le tiraron hasta el minuto 83, cuando un bombazo de Basilio rompió su resistencia.
Santos siguió presionando y estuvo a punto de convertir el segundo, pero a dos minutos del final sucedió lo inesperado: Arnulfo Valentierra encontró un rebote en el área chica brasileña y mandó la pelota a la red.
La revancha fue vibrante y con múltiples ocasiones, pero el gol se hizo esperar hasta que Valentierra sacó un conejo de la galera y clavó la pelota en el ángulo con un tiro libre de 35 metros de distancia.
Faltaban 20 minutos y Once Caldas defendió la ventaja con los dientes apretados para desatar otra noche de fiesta en Manizales. No sería la última…
LAS SEMIFINALES
Sao Paulo era el nuevo reto, un equipo que había ganado ocho de sus 10 partidos.
Como era de esperarse, los brasileños asumieron el protagonismo en el Morumbí y los 90 minutos se hicieron interminables para Once Caldas, que con otra noche consagratoria de Henao sostuvo un empate sin goles que valía oro.
El duelo de vuelta tuvo un comienzo frenético y dos festejos casi consecutivos: Alcázar (con la rodilla) puso en ventaja al local a los 27’ y Danilo empató con un zurdazo esquinado a los 32’.
Los goles dieron paso a una hora de máxima tensión, con dos equipos jugados a buscar el triunfo.
En la hora, Once Caldas agarró mal parado a Sao Paulo y definió la serie con una corrida de Agudelo, quien enganchó de zurda para hacer pasar al último zaguero norteño y tocó de derecha para vencer al afamado arquero Rogerio Ceni.
Manizales no despertaba del sueño.
LA FINAL
El último adversario era Boca, el campeón vigente, quien venía de eliminar a su archirrival River Plate en semifinales y se aprontaba para jugar su cuarta final continental en cinco años.
Está claro quién era el favorito.
La final de ida se disputó en la Bombonera, donde Boca no pudo quebrar al disciplinado Once Caldas (0-0).
El conjunto colombiano conseguía por cuarta eliminatoria consecutiva llevarse un importante empate como visitante.
La serie, una vez más, se definía en Manizales. El xeneize sabía cómo lidiar con la presión, pero Once Caldas golpeó de arranque, con un misil de John Viáfara que hizo inútil la estirada del arquero visitante Roberto Abbondanzieri.
Iban apenas siete minutos de juego y el local ya había conseguido el gol que necesitaba.
Pero no iba a ser tan sencillo para los colombianos: al comienzo del complemento Nicolás Burdisso metió un cabezazo goleador que equilibró la balanza.
En el resto del tiempo reglamentario se impuso la imprecisión al buen juego y el título tuvo que definirse por penales.
Boca era experto en estas lides: en el ciclo Bianchi había ganado tres finales por penales (Libertadores 2000 y 2001 e Intercontinental 2003) y el récord total era de seis victorias en seis definiciones. Pero la buena racha moriría en Colombia.
Esta vez, la puntería abandonó a los jugadores xeneizes, quienes fallaron todos los remantes ante Henao, el héroe que detuvo dos de las cuatro ejecuciones.
De nada sirvieron los dos penales que atajó Abbondanzieri. La Copa ya había decidido quedarse en Manizales.
Categorías